El asesino confeso fuera de Los Pinos

El asesino confeso fuera de Los Pinos

Andrés Manuel López Obrador es responsable de los asesinatos, para las familias de los muertos de aquel 17 de octubre en Culiacán, Sinaloa

De acuerdo al artículo 150 del Código Penal Federal, Libro segundo, título cuarto, Andrés Manuel López Obrador debe ser destituido de su cargo e inhabilitado.

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Artículo 150

Se aplicarán de seis meses a nueve años de prisión al que favoreciere la evasión de algún detenido, procesado o condenado. Si el detenido o procesado estuviese inculpado por delito o delitos contra la salud, a la persona que favoreciere su evasión se le impondrán de siete a quince años de prisión, o bien, tratándose de la evasión de un condenado, se aumentarán hasta veinte años de prisión.

Si quien propicie la evasión fuese servidor público, se le incrementará la pena en una tercera parte de las penas señaladas en este artículo, según corresponda. Además, será destituido de su empleo y se le inhabilitará para obtener otro durante un período de ocho a doce años.

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Hace ocho meses los culichis vivieron una jornada violenta, a pocas horas se reportaron ocho muertos (entre ellos sicarios) y varios heridos, el hoy “presunto delincuente”, llamado así por el presidente López Obrador, fue liberado por órdenes del primer mandatario, para “evitar un río de sangre”.

“Yo ordené que se detuviera ese operativo y que se dejara en libertad a este presunto delincuente”, dijo el mandatario de México este viernes ante miles de internautas que siguen sus transmisiones en vivo.

Por desgracia, desde un Ángulo Inferior no se debe llamar “presunto” a Ovidio Guzmán, cuando por su causa el Ejército mexicano cayó en ridículo, la Sedena, Marina y demás corporaciones de Seguridad quedaron en vergüenza ante el mundo, gracias a su líder supremo, Andrés Manuel López Obrador.

Debo reconocer que el presidente de México es ahora “un héroe” que salvó muchas vidas, pero eso será para muchos que no ven más allá de lo necesario, para las familias de los muertos de aquel 17 de octubre, es un asesino confeso.

Ovidio Guzmán López no necesita ir a juicio para su calificativo, eso es notorio a simple vista, a los ojos del mundo entero; y el mandatario aún pretende hacer creer al pueblo que es un “presunto delincuente”.

¿No fue por el hijo de “El Chapo”, preso en Estados Unidos que se armó tremenda balacera?

¿No fue por Ovidio Guzmán que hay niños huérfanos y familias incompletas, familias que extrañan a mamá, papá al hermano o al amigo?

No por ser el jefe supremo de las Fuerzas Armadas se puede escudar en “los daños colaterales” de un operativo fallido, porque si recuerdan nuestros lectores, a Ovidio Guzmán lo solicitó el gobierno de Estados Unidos, eso significa una orden internacional emitida por un juez del vecino país del Norte.

Señor presidente de la República, Ovidio Guzmán López no es un “presunto delincuente”, es un delincuente consumado que aún no responde por el asesinato de sinaloenses de familia, es un delincuente que usted dejó libre y pese a ocho meses transcurridos no hace nada para su captura, por lo tanto, al conocer los hechos delictivos y no actuar se convierte en cómplice y sólo demuestra a la sociedad que está en contubernio con el crimen organizado.

Prueba de ello es la visita que realizó a Sinaloa y se acercó a saludar a la madre de Joaquín Guzmán, sin decirle a su abuelita que el hijo de “El Chapo” se portó mal.

Estimado lector, les recuerdo, esta es una simple opinión con una mirada desde un Ángulo Inferior.

Román Pineda / Noticias dPoder

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