El Artículo 13 fracción XV señala como obligación del promotor o encargado del concierto: “prohibir durante la celebración del espectáculo de que se trate, las conductas que tiendan a alentar, favorecer o tolerar la violencia, prostitución o DROGADICCIÓN

Hermosillo, Sonora.- El exceso de alegría, excitación y “agusticidad” que mostró este sábado el exitosísimo cantante hermosillense, Carín León, no va a pasar más allá de lo anecdótico. Sin embargo, le guste o no, le tenga con cuidado o no, le mortifique o no, su imagen pública ya tiene una abolladura. Del joven bien portado y exitoso de la colonia El Sahuaro pasó a ser un promotor del consumo de drogas y un hocicón provocador de reacciones en redes sociales.
“Con esta rola se me antoja echarme un perico; lo que es; como buen hermosillense. A quien no le guste es su problema, no el mío. Arriba la música mexicana, arriba la loquera, arriba la borrachera. Se me antoja echarme un bote y un perico drive thru”, dijo ayer en un momento sublime de esa noche azul y estrellada de marzo, durante el esperado concierto realizado en el Estadio “Fernando Valenzuela”, que dejó muchísimo dinero al mismo cantante y al organizador del mismo.
Sin ánimo de dar lecciones de moralidad, decencia y buenas costumbres, los dichos del Carín no caen para absolutamente nada bien, en un momento complicadísimo de violencia, consumo de drogas, tabaco y alcohol entre la juventud, que derivan muchas veces en actos criminales, voluntarios o no.
El efecto de las 47 palabras pronunciadas por el cantante durante su concierto, sin duda, bien podrían tener más peso específico que todos los programas y acciones que implementen los gobiernos para desincentivar el consumo de drogas y alcohol entre la muchachada. Él es un ídolo, ejemplo a imitar por miles de seguidores, en lo bueno, pero también en lo malo. Eso le debe de quedar muy en claro. No necesita este tipo de desplantes para mantener su fama, gloria y dinero. Es un estupendo cantante, con una voz privilegiada.
Quiero creer que se encontraba extasiado por la respuesta de “su” público, y que solo se pasó “de tueste”, de “lengualichi”.
Por lo demás, el responsable de este evento tendrá que recibir una fuerte multa por este incidente, contemplada en la Ley para la Celebración de Espectáculos Públicos en el Estado de Sonora.
Y es que en el artículo 13 de la mencionada ley, fracción XV, se asienta como obligación del promotor o encargado del concierto: “prohibir durante la celebración del espectáculo de que se trate, las conductas que tiendan a alentar, favorecer o tolerar la violencia, prostitución o DROGADICCIÓN, y en general aquellas que pudieran constituir una infracción o delito”; y en la fracción contigüa, la XVI, del mismo artículo, se especifica también su obligación de dar aviso a las autoridades competentes, al detectar la comisión de alguna de las conductas a que se refiere la fracción anterior. Obvio que esto último no iba a pasar.
Cualquier incumplimiento a las obligaciones referidas, el artículo 65 de la misma ley establece: “Se sancionará con el equivalente de 200 a 400 Unidades de Medida y Actualización, el incumplimiento de las obligaciones contempladas o el incurrir en las prohibiciones que señalan los artículos 13, fracciones I, VII, VIII, XI, XII, XV, XVI, XVII, XVIII, XX y XXIII, 16, 18, 19, 34, 38, fracción I, 48, 49 y 57 de la Ley”.
Por supuesto que ninguna multa económica será suficiente como para inhibir un comportamiento del cantante como el del sábado. Dinero tiene, y mucho. Eso no es ningún problema. Luego entonces, confiaría en que el buen Carín agarre la onda y se comporte como lo que es: un ídolo…responsable y comprometido con la salud física y mental de las y los jóvenes.

Encuadre, es una opinión de José F. Medina (X/josefe31)
“LA LOQUERA DEL CARÍN”

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